domingo, 21 de febrero de 2010

El jardín de los suplicios

Estás obligado a aparentar tener respeto por gente e instituciones que consideras absurdas. Vives pegado de forma cobarde a convenciones morales y sociales que desprecias, condenas y sabes que carecen de todo fundamento.

Es esa permanente contradicción entre tus ideas, deseos y todas las formalidades muertas y pretensiones vanas de tu civilización lo que te hace estar triste, inquieto y desequilibrado.

En ese intolerable conflicto pierdes todo el gozo de vivir y todo sentimiento de personalidad, porque en cada momento suprimen, reprimen y vigilan la libre expresión de tus poderes. Esa es la envenenada herida mortal del mundo civilizado.

Octave Mirbeau
El jardín de los suplicios, 1899

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